Emilio González es uno de los modificadores corporales más reconocidos en Latinoamérica. Este singular personaje, quien tiene el 85% de su piel tatuada, dice sentirse seguro y satisfecho con todo lo que ha logrado a través de su cuerpo
Caracas, Reporte360- Transformar a un hombre en diablo, realizar trepanaciones (abrir un hueco en el cráneo) y suspender su cuerpo por medio de ganchos hasta convertirse en un móvil humano son los trabajos que han caracterizado a Emilio González, el "mejor body art a nivel mundial" tal y como el mismo se define.
Hoy en día Emilio cuenta con 12 años de experiencia en modificaciones corporalesy ha llevado su trabajo a más de 50 países. Aunado a esto, el especialista en este arte modificador asegura que a su tienda han llegado personas que vienen desde Japón, Copenhague y otros países para someterse a modificaciones hechas por él.
Tanta ha sido la fama que ha ganado Emilio a través de su cuerpo, que se ha convertido en un ícono para el mundo de la modificación corporal, a tal punto que el canal internacional National Geográfic lo seleccionó como uno de los principales personajes de su seriado Tabú.
Este exponente del body modification comenzó a tatuar su cuerpo cuando tenía 11 años de edad, y a través de los años decidió cambiar de una manera radical su apariencia física. Tanto fue el cambio que hoy en día tiene tatuada la cara y la mayoría de sus extremidades.También posee prótesis en sus brazos, manos y cara (le dan un relieve diferente a su anatomía), y posee perforaciones en las orejas y boca; eso sin dejar atrás la división en dos partes de su lengua y los piercing que tiene en su cara.
“El primer tatuaje fue como adorno corporal luego de allí y como ser humano en evolución fui modificando mi cuerpo hasta llegar a ser lo que soy (…) Yo no me tatué porque era rebelde ni porque mi mamá le pegaba a mi papá. Yo vengo de una familia excelente. Soy un tipo que está muy centrado en la vida” explicó González.
También precisó que hace algunos años estudió medicina en la Real Academia de las Islas canarias en Tenerife pero no logró culminar sus estudios, y cuando volvió a Venezuela para presentar la prueba de admisión en el área de medicina no lo aceptaron porque ya tenía la cara tatuada.
MÓVILES HUMANOS
La suspensión es otro punto que caracteriza a este personaje, pues en las noches cuando realiza sus shows es perforado por ganchos y taladros, y sus rodillas terminan siendo un columpio para aquellos que se animan a subirse en él.
Ante el dolor que esa actividad pueda generar Emilio manifestó que “no puedes colocar anestesia porque es vaso coagulante, y eso te podría romper la piel. Todo se basa en la práctica, duele bastante pero ver a cientos de personas te da adrenalina”.
MODIFICACIONES EXTREMAS
Caín o mejor conocido como “El diablo de Colombia” se ha sometido a varias intervenciones con Emilio, las cuales van desde achatar la nariz, incrustar cachos en su frente y modificar las orejas hasta dejarlas puntiagudas. Sin embargo, para Emilio estas modificaciones no han sido las más extremas que ha realizado, ya que en México hizo varias trepanaciones. Esto consiste, según el experto, en “abrir un hueco en el cráneo para que la sangre tenga más oxigenación y así fluya más rápido, y así poder utilizar más del 15% de capacidad cerebral que es lo que normalmente el ser humano utiliza”.
“La gente que se hace este tipo de cosas está muy clara en lo que se quiere hacer. Mucha gente dura años esperando a Emilio González para hacerse este tipo de trabajo. Emilio González hace los sueños de la gente en realidad”, aseguró con mucha convicción el modificador.
VIDA FAMILIAR
Emilio es el menor de cuatro hermanos, tiene 14 años de casado y dos hijos (un niño de 12 y una niña de 9). Asegura que viene de una familia excelente donde nunca existió la violencia y la cultura de tatuarse no existía, él la inició por criterio propio.
“Si todavía la gente te sigue viendo y te sigue criticando yo no puedo hacer nada, es su nivel de ignorancia. Yo soy el mismo tipo que va a comprar al lado de tu papá los tomates en el mercado y el que toca los aguacates para ver si están maduros”.
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